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El stress laboral

“La clave está en convertir el distress (caos, tragedia) en eustress (tensión positiva).
Rafa, uno de mis mejores amigos, con cierta ironía, se despidió así de mí:
– “¿Jorge, si ves a Jorge me lo saludas?”
-¿Por qué, Rafa?
-Si lo encuentras me lo saludas…”

Cuántos ejecutivos igual que yo se han perdido a sí mismos, en esa lucha desenfrenada y absurda por lograr resultados a costa de su salud, dinero, prestigio y fama, sacrificando el amor como lo esencial en la vida, amor a uno mismo, a la familia, al mismo trabajo.

El Nirvana que ofrecen las empresas a los ejecutivos, sencillamente no existe, al menos que el líder o Jefe no pierda su centro. Todos estamos sumergidos en presiones cotidianas, contratiempos, crisis, embotellamientos, marchas, “juntitis”, problemas familiares, enfermedades, celulares, eventos inesperados, un entorno económico inestable….

Gran parte del stress depende del temperamento, del significado que le demos a lo que hacemos, de la fuerza interior de quienes lo padecemos, de nuestra historia y aprendizajes; varía de un individuo a otro. Unos se deprimen y tiran la toalla, otros lo enfrentan en forma activa, algunos se pierden en la lucha por alcanzar sus objetivos materiales y los menos mantienen su centro y fortaleza frente a las causas del stress.

La clave está en convertir el distress (caos, tragedia) en eustress (tensión positiva). Es como lograr la tensión óptima en la vida, expresada en la analogía de los instrumentos de cuerdas, del arpa, por ejemplo, sólo en un nivel óptimo de tensión, de afinación y con las manos e inspiración del artista, puede aflorar una bella melodía. La cuerda floja no puede emitir sonidos y el exceso de tensión revienta las vibraciones…

Todos lo sabemos. Los síntomas de un ejecutivo atrapado en el distress son migrañas, fatiga, alergias, dolores en todo el cuerpo, espasmos, insomnio, gastritis, irritabilidad, depresión, explosividad, cansancio, ”acting out” (desahogos inconscientes), obsesiones y adicciones sólo por mencionar algunos de los factores que afectan cuerpo, emoción y mente.

Pero el problema de fondo es la pérdida de calidad de vida, la carencia de libertad respecto a su tiempo; en pocas palabras, la imposibilidad de vivir con esa sensación de felicidad –en el aquí y ahora– frente a las tensiones y crisis que uno enfrenta en su trabajo, pero más grave aún, el absurdo de vivir en el activismo con esa alienación de uno mismo. El Dasein (ser arrojado en el tiempo) del que habla Martin Heidegger.

La pregunta que subyace en el fondo: ¿Es compatible ser directivo o gerente y al mismo tiempo disfrutar la vida? ¿Se puede gozar el trabajo y no vivir las consecuencias del stress fisiológico, emocional y mental?

No tienen relación mis preguntas con el stress originado en la pobreza o en familias disfuncionales o ejecutivos que se ven atrapados en un matrimonio infeliz o en empleos o carreras que se detestan.

El stress laboral en México ya se sitúa a la cabeza del rango mundial, superando por primera vez a China, que hasta ahora lideraba esta temida clasificación.

Un estudio elaborado por la compañía Regus, señala que el 75% de las personas que padecen stress en México lo atribuyen al entorno laboral como origen, cifra que baja hasta el 73% en el caso de China, seguida de lejos por Estados Unidos, con un 59%.

El estrés laboral, según un estudio elaborado por la OIT (Organización Internacional del Trabajo), podría suponer pérdidas de entre el 0,5% y el 3,5% del PIB de los países.

Es responsabilidad de la empresa crear una cultura de cuidado por la salud de sus ejecutivos, apoyando una cultura de resultados en condiciones higiénicas y humanas que faciliten el crecimiento del individuo y respeten los tiempos de vida personal y familiar.

Lograr el nivel óptimo de tensión que garantice resultados sin detrimento del ser humano, sólo se logra con un trabajo conjunto entre el individuo y la empresa.

Tomar conciencia es parte fundamental de la solución, pero hace falta hacernos responsables y ejercitar nuestra voluntad tomando acciones y soluciones que nos regresen a nuestro centro. Me opongo a las recetas pero cada quien puede encontrar con asesoría formas de vida que le permitan contar con tiempo balanceado de actividades relacionadas con el trabajo, la familia, el descanso, la soledad, el deporte. En suma hay que cuidar nuestra salud integral, física, mental y emocional. Es básico aprender a crear equipos de alto desempeño que le permitan al jefe delegar y alejarse de los horarios que acaban con la vida.

Por último si encuentras a la persona que está detrás del rol de un ejecutivo, me lo saludas.

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